martes, 31 de mayo de 2011

Itinerario Final

22/03/11 - Buenos Aires – Argentina

Doha - Qatar

Nueva Delhi - India

Mcleod Ganj - Himachal Pradesh - India

Rishikesh - Uttarakhand - India

Calcuta - Bengala Occidental - India

Darjeeling – Bengala Occidental - India

Kathmandú - Nepal

Bandipur - Nepal

Gorkha - Nepal

Tansen – Nepal

Varanasi - Uttar Pradesh - India

Pushkar - Rajastan - India

Agra - Uttar Pradesh - India

Nueva Delhi – India

Doha - Qatar

22/04/11 - Buenos Aires – Argentina

El Taj pudo conmigo

El plan era un solo día en Agra. Llegar temprano, ver el Taj Mahal, el fuerte y partir a dormir la última noche en Delhi.

Pero las cosas cambiaron un poco porque una de las españolas que conocí en Darjeeling, iba a estar con su hermana y madre el mismo día que yo. Así que después de pasar un caluroso pero excelente día, decidí quedarme la noche allí y partir para Delhi a la mañana siguiente en el tren de las 530. Llegaría a las 10 am a la capital India y podría hacer las compras que necesitaba. Especialmente el regalito para Luki.

El viaje desde Pushkar en colectivo fue un tanto fresco. Bus cama. No estuvo del todo mal, pero al estilo indio.

En cuanto llegué, dejé la mochila en la habitación de unas canadienses amigas y me fui a ver el Taj Mahal.

Los alrededores del tan conocido lugar eran como me los había imaginado. Vendedores ambulantes molestos, taxis y rickshaws que no aceptaban un no aunque uno simplemente tuviese ganas de caminar. Esta era la razón por la que me negaba a venir hasta Agra. Y más teniendo en cuenta que iba a ver simplemente un edificio....

Una vez adentro, todo lo malo desapareció. Los jardines del lugar están excelentemente cuidados. El lugar es limpio. Nadie más te molesta. Un verdadero contraste.

Pasado el portal principal, se puede ver a lo lejos el magnífico monumento. No deja de ser una simple tumba, pero hay algo que atrapa.

La historia es interesante. Fue mandado a construir por el emperador Sha Yahan en honor a su difunta segunda esposa, Mumtaz Mahal, quien murió en 1631. 22 años más tarde se terminaba el Taj. Años más tarde, el emperador fue derrocado por uno de sus hijos y encarcelado en el fuerte de Agra. Desde allí, el desdichado Sha podía ver su creación por la ventana de su cuarto. Cuando murió, trasladaron sus restos junto a su esposa.

El edificio es de mármol blanco con piedras preciosas de colores varios incrustadas para generar los dibujos. Fue perfectamente ejecutado por unos 20.000 hombres. El resultado es impecable.

Del Taj me fui al fuerte de Agra. Muy bonito e interesante. Conseguí guía gratis. Sin quejas.

Por la noche, cena en la terraza con la vista de Agra y algo del Taj. Nada mal aunque por ahí me pudo haber visitado la salmonella. Nunca lo sabré.

Hotel boutique para descansar la ultima noche. 5 am arriba. 5 horas de tren cuasi San Martín hasta Nueva Delhi.

Dejaba atrás Agra, la última ciudad. No puedo negar que el Taj Mahal valió la pena.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Ohhh Pushkar, llena de gracia eres tu

La leyenda dice que brahma dejó caer una flor de loto en la tierra, y surgió Pushkar. No hay dudas de que este centro de peregrinaje hindú es un lugar especial y emana buena energía a destajo.

La ciudad está ubicada en el centro de la provincia de Rajastan, entre medio de cerros y elevada a unos 510 mts sobre el nivel del mar. Por acá, la agobiante temperatura del desierto da un mínimo respiro y el clima es agradable. El aire es claro y el cielo celeste. Ese color que casi dejé de ver por el norte, debido a esa permanente y delgada capa de nubes.

Aquí las mujeres compiten por ver quien lleva la prenda mas colorida. Los hombres hacen lo propio con los turbantes. El ritmo de la ciudad es lento aunque suene alguna bocina aislada. Las 15.000 personas que habitan la sagrada ciudad hacen que, comparada con otras ciudades indias, ésta sea de lo más apacible.

El poblado gira en torno a un rectangular lago central. El mismo está rodeado por 52 ghats. En ellos, el ritual del amanecer y atardecer es parecido a Varanasi, pero acá es más parsimonioso, con más color y menos gente.

Los puestos callejeros también se encuentran distribuidos alrededor del lago. La vuelta del perro es placentera. Locales de todo. Ropa, lámparas, inciensos, aceites y mucho más. Todo muy barato.

La llegada fue un castigo. El tren tomado en Varanasi debía tardar 16 hs en llegar a Ajmer (a 11km al sureste de Pushkar). Tardó 24. Por suerte, viajamos en 2da ACC. Esto es, 4 literas, sábanas y almohadas limpias, cortinita que separa del pasillo y aire acondicionado. Lo único malo fue que el 4to pasajero no paró de roncar. Diegote aprovecho para descansar. Estuvo todo el viaje con fiebre.

El hotel recomendado estaba lleno. El conductor del rickshaw, alentado por su comisión, nos depositó en “su” hotel. No lo dudamos, eran las 12 de la noche y el lugar era más que aceptable.

La primer mañana, con Diego y Mariel, hicimos una puja u ofrenda al bendito lago. Después de dudar un rato, nos entregamos a la ceremonia en uno de los ghats. Era raro porque sabíamos que después de todo se vendría el mangazo y no era fácil relajarse. Así y todo, viendo que los mismos locales participaban como nosotros y dejaban sus donaciones, accedimos.

Para cada persona, un religioso. Prometía que donarías a voluntad. El mismo te hacía orar (en inglés) por toda la familia, salud, dinero, amor y demás. Ojo con tener familia numerosa, porque multiplicaba un número por cada miembro de la misma al final de la historia. Ja! Te presionaba hasta que donabas más de lo que habías calculado. Una fija!

De todas formas, la ceremonia es muy linda. Cada oración tiene un elemento que acompaña. Arroz para la abundancia, un polvo rojo para la fortuna, etc. Al final del rezo, se arroja todo al lago. El guru te coloca una pulsera. El “pasaporte” para todos los ghats. Significa que ya has donado a la causa. Podés entrar y disfrutar del agua sagrada. Ojo, sin zapatos, como en todo lugar sagrado en india. Si se te olvida, serás notificado rápidamente y aprenderás que es una ofensa.

Los chicos se guardaron bastante por la fiebre. Igual pudimos hacer el amanecer en un templito en la montaña, recorrida en moto de a 3 por la ciudad y alrededores. Vimos las plantaciones de todas las flores que consumen en las ceremonias. Hicimos compras, caminatas y hueveamos. Mi ritmo ya sentía el mes de viaje yirando.

El día anterior a partir, hice el atardecer en otro templo también en lo alto de un cerro. Desde ahí, la ciudad se veía espléndida. Conocí en pocos minutos a un grupo de indios, una islandesa y a un local que vendía discos. Como le compré algunos y no tenía cambio, me llevó hasta su casa. Me invitó a tomar un chai. Vivía con la mujer, sus hijos y los padres de ella. Me ofreció presenciar la ceremonia que hacían diariamente en un altar en la parte delantera de la casa. Varios pequeños vecinos participaron. Estaban felices. Era como un juego para ellos. Me invitaron a comer, pero tenia que volverme al hotel a ver como estaba mi hermanito de su jaqueca.

Fue una experiencia inesperada y la disfrute muchísimo. De alguna manera, tomé conciencia en ese momento que todo me estaba saliendo bien. Todo fluía. No se si es India, o el momento en que decidí ir a India pero hay cosas que cambiaron. No me doy cuenta cuando. Pero estoy feliz y no estoy triste. Yo amooooooooooooooo.. ja!

Bondi a Agra. Nuevamente solari, como el indio. Un dejo de tristeza por partir sin Diego y Mariel, pero de nuevo en el ruedo que disfruto. Ultima parada antes de emprender el regreso. A ver el fucking Taj Mahal...